La provocación como herramienta de marketing

La provocación ha sido siempre un arma de doble filo en lo que respecta al marketing. Vivimos en la era de la hipersensibilización, una época en la que el eco de las redes sociales convierte rápidamente un comentario mal entendido en una sobre reacción en los medios. Y si nos vamos unos cuantos años atrás… lo que hoy día son las redes sociales podemos directamente sustituirlo por el boca oreja en las calles sin perder el significado de la frase anterior.

Las bodegas de Ramos Pinto

Esta reacción sobredimensionada es la que precisamente buscaba el protagonista de nuestra historia: Adriano Ramos Pinto. La casa Ramos Pinto es una bodega fundada en el 1880  que conocí en una cata que realicé en O Porto cuyos cimientos se fundaron en una estrategia de provocación e innovación nunca antes vista.

En el siglo XVII se comenzaron a popularizar los vinos blancos andaluces, los catalanes de alta graduación, o los suaves vinos portugueses del Duero. Además de que la colonización europea de nuevas tierras extendió igualmente el cultivo del vino por los demás continentes. Por tanto, en el momento en el que el fundador, Adriano, lanzó los productos al mercado ya estaban totalmente conformados los elementos básicos del mundo vinícola tal y como lo conocemos actualmente. ¿Qué podía hacer entonces para diferenciarse?

RamosPinto (25)

La estrategia de la provocación

Adriano Ramos Pinto amaba el arte y apostó en esos años por  una estrategia de vanguardia basada en la  provocación de carácter sexual y las tentaciones bíblicas para dar a conocer con imágenes los productos. Este planteamiento era algo impensable para los demás competidores, pensemos que estábamos en el siglo XIX…

En busca de la excelencia en sus vinos, Ramos Pinto creó cócteles únicos con su propia firma así como buscó la modernización de los circuitos de producción y la atención especial al envasado y promoción de sus vinos (siendo pionero en otorgar regalos al público femenino por la compra de las botellas). Además, durante el tour nos mostraron una sala en la que Adriano y su hermano Antonio se reunían con sus clientes para hacer negocios. En ella había una especie de trono en el que se sentaba el cliente para hacerle todos los honores y que se sinitese como un rey- ¿acaso no es esto la customer experience?

Los vinos de Adriano pronto traspasaron y conquistaron los mares gracias a la visión adelantada y atrevida de su fundador. De aquella época emocionante nació una colección única de obras de arte la cual tuve la suerte de poder visitar en la cata.  La cultura inculcada por Adriano Ramos Pinto sigue latiendo en la filosofía de empresa de la bodegas a día de hoy.

Como vemos la provocación puede ser una gran palanca de activación… pero tengamos en sobre aviso a los community managers por si acaso 😉

Escrito por

Graduada en Biotecnología por la Universitat de Barcelona, master en Marketing farmacéutico en EADA y master online MBA. Curiosa por naturaleza, pragmática y con una alta orientación a resultados. Otros datos adicionales es que he sido elegida entre 3000 jóvenes como Future Leader para el programa The Power MBA, he sido ganadora del concurso #EstudiantesConTalento en su primera edición y soy coautora del ebook "La gestión del talento en la era digital" editado por Foxize School.

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